Ayer acabó, salvo los pases en la Filmoteca de Catalunya de la retrospectiva de la directora francesa Claire Denis, el Festival Internacional de Cine de Autor de Barcelona en su segunda edición, y con la buena noticia de que habrá una tercera edición que se celebrará el año que viene al haber conseguido, según palabras de su propio director, un 35% de espectadores más que el pasado año.
En Asia Cine ha habido varios motivos para no ofrecer cobertura del festival, la primera es que en nuestro otro blog, Cine Latino, sobre todo por parte de Daniel y y más pequeña por un servidor, hemos dado una cobertura completa y diaria, y hacerlo aquí también hubiera sido repetirse en gran medida. La segunda es por el tema de las acreditaciones, si es verdad que se valora el esfuerzo de blogs y páginas web como Carlos Rodríguez Ríos, su director, afirmó ayer en la clausura, no haber concedido, ya no solo a este blog, sino a dos tan estupendos como Lost Highway, de David Amorós, o Después de 1984 , de la mano de Alan Smithee y BCN Days, que han llegado a estar acreditados en el Festival de San Sebastián, lo siento, pero es un sinsentido. Y como bien se ha apuntado en sus propios y respectivos blogs, no es por una cuestión de dinero, eso ya ha quedado demostrado, sino de sentirse valorado por el trabajo bien hecho y de promoción del cine. Más que muchos otros medios más importantes que no dedican ni notas a pie de página.
En cuanto al nivel del Festival en el tema de las proyecciones lo he encontrado flojo en general, con propuestas muy interesantes pero mucha mediocridad en medio, para ahondar más en la programación podéis entrar en los enlaces de los blogs que he citado en el anterior párrafo, realmente recomendables. Con la cara y la cruz al principio y al final, la apertura del festival a cargo de Leticia Dolera, quien lo hizo de primera y la clausura, con Mercè Llorens, lamentable y fuera de lugar, amén de ombliguísta, uno de los puntos negros ya no solo del festival.
Como colofón, si que creo que en lineas generales el Festival ha sido muy positivo y las ganas de mejorar van a hacer que la próxima edición suba el listón y se convierta, como empieza a ser, en una referencia dentro de los Festivales españoles, ya que tiene margen para ello. Y esperamos poder verlo el año que viene de nuevo con grandes propuestas, tanto nacionales como internacionales, a poder ser con algo más de cine asiático.
Para acabar pondremos una reseña más larga de la película Life Without Principle, de Johnnie To, una de las pocas propuestas asiáticas del festival, junto a la coreana Romance Joe, la hispanofilipina Buenas noches, España y la turca, siempre con el debate entre si las películas turcas son europeas o asiáticas, Once Upon a Time in Anatolia. Sobre esta última podéis ver la reseña a cargo de Daniel en Cine Latino.
En su ya penúltima película, ya que en Udine se vio la última, Romancing in Thin Air, y tiene dos en espera, Drug War, en plena China continental y Blind Detective, de nuevo con Andy Lau y Sammi Cheng haciendo pareja, Johnnie To vuelve al thriller, pero no a uno corriente, ya que aquí se maneja entre los entresijos del mundo financiero y en los momentos previos al estallido de la crisis. Tres personajes son el hilo de la historia, una empleada de banco, un gangster de poca monta y un policía, que critica de manera clara y sencilla el funcionamiento del mundo financiero y carga contra ellos, no siendo en si misma una película de denuncia, pero viéndola uno se carga de razones para afirmar que los bancos son los ladrones (legales, eso sí), más grandes que hay sueltos. La película, y es lo que puede descolocar a más de un espectador, pese a su sencillez, es el formato en el que está estructurada la acción, separada en tres capítulos, podríamos decir, cada uno dedicado (no completamente) a uno de los personajes, que al final tienen un sentido completo y que, salvo un par de detalles encajan como un guante.
Sobre el apartado técnico no hay mucho que decir, es una obra completamente To, podríamos decir incluso Milkyway, pero el genio hongkonés le añade un plus a los encuadres de esa ciudad que tanto adora y de la que sabe sacar partido de toda ella, sea en las zonas altas o en los bajos fondos que no consiguen otros directores de la factoría. Ahora tendremos que fijarnos que hace en Tianjin, porque a pesar de haber rodado en otras ciudades chinas, en esta ocasión le toca lidiar con una gran ciudad continental, todo un reto, amén de tener la curiosidad de saber que pasará con la censura china, ¿habrá dos versiones de la cinta?. Alejándonos de la divagación que no tiene que ver con la reseña, Life Without Principle es un soplo de aire fresco, que de igual manera que en muchas otras películas del director hongkonés tiene en Lau Ching-Wan un gran baluarte, en esta ocasión con un tic ocular que le añade más matices a su personaje, pero que sin este extraordinario actor sin ninguna duda sería lo mismo.
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